LEADER HA SIDO LA CLAVE EN EL CAMBIO DEL MUNDO RURAL

Paul Soto

Paul Soto habla del “valle” con toda naturalidad, como si solo hubiera uno, aunque de sobra sé que se refiere al hermoso y peculiar valle del Jerte (Cáceres), al que está vinculado desde hace ya veinte años y donde es uno de los directores del Grupo Alba, empresa que comercializa la producción de cerezas de mil agricultores. Además, es uno de los cuatro socios del consorcio que gestiona la Unidad de Apoyo de la Red Europea de Desarrollo Rural, de la que es jefe de equipo. Nacido en Londres de madre inglesa y padre español habla perfectamente nuestra lengua y se advierte en él un aire cosmopolita agrandado quizás en estos años en los que tanto viaja por el mundo y sobre todo por los países de la Unión Europea (“Hay muchas ruralidades en Europa”). Ello le ha dado una visión privilegiada. En tiempos tan convulsos como los presentes, este economista que reivindica ilusiones de antaño anda atento para saber de dónde sopla el aire. Conoce el terreno que pisa y habla siempre de lo rural “como fuente de oportunidades”.

PAUL SOTO

“LEADER HA SIDO LA CLAVE EN EL CAMBIO DEL MUNDO RURAL”
Texto: Joaquín Fernández / Fotografías: Anna Martínez
Responsable y gestor de la Unidad de Apoyo (Contact Point)
de la Red Europea de Desarrollo Rural

Paul Soto participó recientemente en un taller formativo destinado a los grupos de acción local (246 en España) y autoridades de gestión organizado por la Red Rural Nacional (RRN) en la sede de la Dirección General de Desarrollo Rural y Política Forestal del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en Madrid. Debates y propuestas en torno a la participación pública como elemento estratégico del desarrollo local. “Leader –suele decir Paul Soto- es la única política europea donde los ciudadanos desarrollan su estrategia y seleccionan sus proyectos de forma participativa”. El programa afecta a 147 millones de europeos, pero aquí lo abordamos sobre todo bajo el tamiz de su experiencia personal en el
valle del Jerte, aunque ahora viva en Bruselas. De lo local a lo global.

Pregunta: Entramos en el quinto periodo del programa Leader de la UE que, en un tiempo relativamente breve, desde 1992, se ha asentado en España como referente ineludible del desarrollo rural, ¿cuál es su valoración?

Paul Soto: Sin la menor duda, Leader ha sido la clave en el cambio del mundo rural, en España

en otras muchas partes de Europa. Yo viví en primera persona su implantación en los primeros años noventa, cuando no sabíamos nada de nada, ni siquiera de turismo rural, por citar una de las actividades emblemáticas. Hacíamos una presentación muy pobre de los productos locales. En la primera convocatoria para turismo rural en el valle del Jerte lo único que buscaba la gente era dinero para reformar sus casas pensando en el futuro de los hijos, de manera que rechazamos todas las propuestas y solo apoyamos a quienes tenían interés en recuperar el patrimonio arquitectónico local. En una primera fase sacamos solo cuatro proyectos adelante con altas subvenciones, pero ahora ya hay buenos proyectos por todas partes.

P: Y del turismo rural se pegó el salto a otras actividades.

P. S: Sí, nosotros participamos también en las primeras experiencias de elaboración de aguardientes, de mermeladas, de quesos… pero inicialmente con poca idea de cómo presentar y comercializar nuestros productos. Llevábamos a la gente a Francia, que estaba mucho más adelantada que nosotros, para que vieran cómo había que trabajar.

P: ¿En relación con el turismo rural, hemos emprendido el camino de vuelta?

P. S: Probablemente se haya cerrado un ciclo, pero con muchos avances. En los noventa, la Mancomunidad del Valle del Jerte se reunía en un local a la orilla del río en no muy buenas condiciones. Nada comparable con los edificios que se han construido después. Tenemos que seguir mejorando, pero es oportuno recordar que ahora en la mayoría de los pueblos de España hay mejores servicios que en muchas zonas de Europa.

P: ¿También Leader tiene que cambiar?

P. S: Ahora se habla mucho de bioeconomía, que no es otra cosa que el uso de todos los recursos naturales para nuevos productos y servicios, incluyendo la agricultura, el sector forestal, las energías renovables, etcétera. En los países nórdicos, por ejemplo, donde el referente principal es el bosque, se tiende a la autosuficiencia energética. Creo que uno de los “nichos” importantes de futuro es la relación urbano-rural. Las ciudades suelen ver lo rural como mera periferia, pero deben cambiar el discurso. Del mundo rural nos llega el agua, los alimentos, buena parte de la energía que consumimos y en él desarrollamos muchas actividades relacionadas con el ocio. Hay que potenciar esos vínculos y uno de los principales retos es mantener los servicios. No digo que hagan falta más, porque se ha construido mucho en el pasado. Se trata de mantenerlos y mejorarlos pese a los recortes. Leader puede jugar un nuevo papel en este sentido buscando formas imaginativas de coordinación, de usos compartidos y alternativos de instalaciones. En definitiva, mantener y adaptar a las necesidades rurales los servicios que ya existen. Es preciso mejorar la ejecución de los programas

P: ¿Pueden generarse competencias indeseadas con las administraciones?

P. S: El proceso que debe seguir un grupo Leader es parecido al de cualquier red. No se trata de competir ni de duplicar lo que ya existe. Si algo funciona debemos trabajar con ello. Los interlocutores más importantes en el mundo rural son los agricultores, las organizaciones agrarias, las cooperativas, los ayuntamientos (80.000 en toda Europa), etcétera. Leader está para complementar y aunar esfuerzos.

En el actual periodo (2014-2020) uno de los objetivos principales es fomentar la alianza entre la agricultura, otros sectores productivos y el sector público. Si entramos en la dinámica de pensar que unos quitamos dinero y posibilidades a otros todo puede venirse abajo.

P:¿Echa de menos aquella ilusión expectante de los noventa?

P. S: Sin duda. Al principio todo estaba por hacer. Yo recuerdo que nos pasamos un año entero discutiendo la estrategia en el valle del Jerte. Cuando llegaron los primeros millones de euros, entonces eran pesetas, a una cuenta bancaria no nos lo podíamos creer. Hasta entonces, todo
era voluntario: las cooperativas, las ONG ambientales, etc.

Nadie imaginaba que, de repente, dispondríamos de dinero para hacer cosas. Y se hicieron muchísimas con enorme ilusión. En los últimos años he participado en el desarrollo de programas Leader en el sector pesquero y de nuevo he creído captar ese ambien-
te entusiasta que nosotros teníamos al principio. No olvidemos que acabábamos de entrar en la UE y estábamos en plena construcción del estado de bienestar. Todo era nuevo. Había una energía y una ilusión enormes, algo parecido a lo que también se percibe ahora en los países del Este, de donde proceden algunas ideas nuevas. Nos vendría bien aumentar la cooperación con los países en vías de desarrollo de América Latina o del norte de África. Las olas de inmigrantes proceden en buena parte de zonas rurales poco desarrolladas. Esa gente debiera darnos nuevas energías.

P: ¿Que se haya rebajado el número de grupos Leader debe enmarcarse en el contexto de la
crisis?
P. S: En total en Europa parece que va a haber algo más de dinero, pero posiblemente con menos grupos. Las zonas Leader deben cumplir dos condiciones en apariencia contradictorias. Por una parte, tener suficiente masa crítica para poder hacer cosas, y por otra, lograr un tamaño que no impida el contacto directo con la gente, porque de lo contrario es muy difícil la participación, y esta es fundamental. Se observa ahora que los grupos son un poco más grandes, pero Leader no son solo agencias de desarrollo. Su gran valor es que trabajan con la gente y eso debe mantenerse.

P: De ahí la insistencia en el desarrollo local participativo.

P. S: Hay que volver a los orígenes. Quienes inventaron Leader decían que había que hacer un cortocircuito y conectar directamente con la gente. Lo que pasó fue que, a medida que se extendían, también se burocratizaban, entre otras razones por la necesidad de cumplimentar muchas exigencias. Apurando la metáfora, ahora tenemos que ser mejores electricistas.
Leader debe evolucionar al compás de la sociedad y de la economía.

P: ¿Los países regionalizados tienen más ventajas o inconvenientes?

P. S: En general, son también los más grandes, pero los más avanzados en procesos participativos son Finlandia, Suecia, Dinamarca, Holanda, etcétera, países que a veces no superan en población o extensión a una de nuestras autonomías. La descentralización en España o Italia tiene sentido porque las regiones son muy diferentes. Uno de los poderes de esas regiones son precisamente las redes, que deben poner en común esta complejidad institucional, facilitar el diálogo entre intereses distintos y servir de puente. No sustituir a nadie, sino servir de puente.

P: ¿Cómo ha impactado la crisis en el ámbito Leader?

P. S: Aunque en algunas partes el mundo rural ha resistido mejor, es evidente que a todos nos afecta la destrucción de empleo, la falta de financiación, el colapso de los mercados, etc. En el valle del Jerte quizá no han impactado tanto como en otros sitios las consecuencias de la crisis, pero por citar un sector importante, el turismo rural ha decrecido. Animar ahora a un joven para que cree una empresa con financiación es muy difícil.

P: ¿Es mejor un fondo único o un multifondo?

P. S: Alguien que recibe una subvención le da lo mismo de dónde venga, del FEDER, del Fondo Social, etcétera. El multifondo puede compensar unos fondos con otros para finalmente quedarse más o menos igual, si bien la complejidad técnica para gestionarlos es mayor. Lo importante es coordinar a nivel local las políticas de desarrollo rural con independencia de dónde venga la financiación. Hay que crear empresas y empleo y también centros de salud para que la gente no se vaya.

P: Sí, porque no está claro quién labrará la tierra al cabo de unos años.

P. S: Esa cuestión nos afecta sobre todo a nosotros, pero también a los africanos. En Holanda hablan de dos sectores: la agricultura masiva, tecnificada (cultivos de tomates sin tierra, sin agua…) y con menos empleo para competir a nivel mundial y la agricultura familiar que debe conseguir una calidad competitiva. Leader debe apoyar la tecnificación de las pequeñas y medianas explotaciones, trabajar con las cooperativas, que las ren- tas agrarias sean dignas y que el mundo rural cambie y sirva de relación con otros sectores.

P: A pesar de los problemas, usted propone abandonar eso que alguien ha llamado ruralidad doliente.

P. S: Sí, sí, hay que ir a lo positivo. Si la tecnificación es res- petuosa con los recursos naturales se creará un camino muy atractivo para las nuevas generaciones. La OCDE ha invitado a cambiar el discurso sobre la agricultura, no insistir tanto en lo duro como en lo vivo y atractivo. Lo rural no debe ser fuente de problemas sino de oportunidades.

P: ¿Cómo colaborar desde el medio rural en problemas ambientales tan graves y desbordantes como el del cambio climático?

P. S: Leader debe buscar respuestas locales a problemas globales. Lo bueno es que puede intervenir a lo largo de la cadena, ya sea con estudios de viabilidad, análisis de mercado, formación, etc. Ante el cambio climático hay acciones posibles y concretas, como es la reforestación, pero tenemos otro reto social enorme con las grandes olas de emigración. Fijémonos en este dato: Suecia, por citar un ejemplo, acoge a miles de solicitantes de asilo en zonas rurales, pero el 90% o más de los emigrantes que residen en ellos durante casi un año, hasta que reciben el permiso definitivo de quedarse, acaba yéndose a la ciudad. La Red Rural Nacional busca formas de retener una parte de esta gente que puede aportar nueva vida a las zonas rurales.

Fuente “LEADER HA SIDO LA CLAVE EN EL CAMBIO DEL MUNDO RURAL”
Texto: Joaquín Fernández / Fotografías: Anna Martínez

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